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Beneficios de las Progressive Web Apps
Aunque surgieron con gran fuerza, actualmente las aplicaciones web nativas no son tan populares entre consumidores y empresas como lo fueron en sus inicios. La necesidad de tener que descargarlas y alojarlas en sus terminales es una molestia a veces insalvable para los usuarios, mientras que sus altos costes de producción y mantenimiento hacen que para algunas marcas la relación coste-beneficios no resulte interesante. Las Progressive Web Apps (también conocidas como PWA o Aplicaciones Web Progresivas, en español) se han convertido ya en una alternativa a las tradicionales apps nativas. En este artículo hacemos un repaso a cómo han evolucionado las aplicaciones en los últimos años desde su aparición, analizando sus ventajas y sus inconvenientes. ¡Empezamos!
¿A qué llamamos ‘app nativa’?
En el año 2007, Steve Jobs presentó públicamente un invento que revolucionaría el mundo tal y como lo conocemos: el primer iPhone. A partir de este momento, los smartphones se convirtieron rápidamente en uno de los artículos más importantes en el día a día de las personas. Y con ellos en poco tiempo nuestra vida se llenó de aplicaciones: software que se descarga directamente en los teléfonos móviles desde las tiendas virtuales (o market places) de los sistemas operativos (Google Play para Android y App Store para iOS) y que básicamente aportan sentido a los teléfonos inteligentes, permitiéndonos realizar multitud de tareas además de hablar por teléfono: jugar videojuegos, leer noticias, consultar información meteorológica, hacer una visita guiada a un museo, gestionar nuestra cuenta bancaria, comprar online… Y sobre todo escribir mensajes a nuestros amigos e interactuar con ellos en redes sociales. Actualmente, casi 15 años después del lanzamiento del primer iPhone, Apple asegura que dispone de más de 2,5 millones de aplicaciones en su App Store, lo que da idea de su crecimiento exponencial.
Este tipo de aplicaciones es lo que actualmente conocemos como aplicaciones nativas (o simplemente apps). Al haber sido desarrollada específicamente para el sistema operativo en el que van a usarse (Android o iOS) pueden aprovechar todas las herramientas del teléfono para ofrecer un servicio más completo y un funcionamiento más fluido. Las apps tienen acceso por ejemplo a nuestra cámara, nuestra geolocalización, nuestro acelerómetro o nuestros contactos, entre otras muchas cosas, y pueden mandarnos notificaciones y alertas.
Inconvenientes de las aplicaciones nativas
Sin embargo, aunque es cierto que las apps nacieron con el firme propósito de agilizar las relaciones de los usuarios con los servicios, su funcionamiento a veces no es el más óptimo.
Supongamos por ejemplo que quisiera comprar unas entradas para una película usando la aplicación de una distribuidora de cine: primero tendría que acudir a la tienda de aplicaciones —en mi caso App Store—, buscar la aplicación, descargarla (con su consiguiente consumo de datos y ocupando un espacio en la memoria de mi teléfono), registrarme y finalmente comprar las entradas. Aunque es verdad que este proceso solo tendría que realizarlo una vez —porque la app quedaría ya instalada en mi smartphone— la realidad es que no es siempre tan sencillo.
Mark Zuckerberg: «No conozco a nadie a quien le guste tener que instalarse una nueva aplicación en el móvil para cada negocio con el que interactúa habitualmente»
En una ocasión, Mark Zuckerberg, creador y director de Facebook, aseguró: «No conozco a nadie a quien le guste tener que instalarse una nueva aplicación en el móvil para cada negocio con el que interactúa habitualmente». Y razón no le faltaba: una vez que instalamos una app en nuestro dispositivo móvil, o pasan a ser parte de nuestro día a día o las eliminamos en solo unas horas. Y pensar que la app de nuestra empresa estará en el grupo de las primeras es ser bastante optimista: según un estudio de The App Date, en España de media por dispositivo tenemos unas 30 aplicaciones, de las que usamos activamente solo 14, que son en su mayoría las que vienen ya instaladas por defecto en el sistema operativo, los juegos y, sobre todo, las aplicaciones de mensajería y redes sociales. Volviendo al caso de las entradas de cine, un usuario solo mantendría la app en su teléfono si fuese a ver una película todos los fines de semana, pero si acude al cine muy ocasionalmente es muy seguro que la termine desinstalando tarde o temprano.
Por otro lado, si se quiere llegar al mayor público, lanzar una aplicación para tu empresa exige desarrollarla como mínimo para dos plataformas, Android e iOS, los dos sistemas operativos que juntos están presentes en el 99% de los terminales móviles de España (79% Android, 20% iOS). Esto significa duplicar tres cosas: equipos, tiempo y dinero. Además, esto requiere tener que darlas de alta y promocionarlas en los ambos market places.
¿Qué son las aplicaciones web?
Por todo esto, pronto los desarrolladores comenzaron a investigar una forma de mejorar las apps para que no tuvieran que descargarse de una tienda virtual, no ocuparan espacio en la memoria, fueran más fáciles y baratas de desarrollar, se actualizaran fácilmente… Entonces se dieron cuenta de que lo que estaban buscando en realidad hacía ya tiempo que existía: las webs.
Como las apps, las webs también sirven para realizar acciones. En una web también puedo jugar videojuegos, leer noticias, consultar información meteorológica, hacer una visita guiada a un museo, gestionar la cuenta bancaria, comprar online… Incluso puedo escribir mensajes a mis amigos e interactuar con ellos a través de las redes sociales (que antes que apps fueron webs). Y gracias al diseño responsive, las webs también son plenamente accesibles tanto desde un ordenador como desde un teléfono móvil. Pero además:
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Son más fáciles de desarrollar que una aplicación nativa porque básicamente solo requieren conocimientos de HTML, CSS y JavaScript, lenguajes bastante accesibles. Sin embargo, para desarrollar una app nativa, además de los lenguajes anteriores, es necesario dominar Java y C, lenguajes mucho más técnicos.
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Son más baratas porque, a diferencia de las apps nativas, con un mismo desarrollo se puede llegar a todos los dispositivos, independientemente del sistema operativo que usen. Lo único que condiciona su visualización es el tipo de navegador que use cada usuario, pero incluso así solo se necesita un mismo desarrollo con unos mínimos ajustes para compatibilizarlo con los navegadores más minoritarios.
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Están continuamente actualizadas porque el usuario siempre va a acceder a la última versión sin necesidad de tener que realizar ninguna acción por su parte. Sin embargo, las apps nativas a veces requieren que sus usuarios actualicen de una versión a otra, lo que hace que durante un tiempo haya discontinuidad de servicio: unos usuarios con una versión y otros con otra.
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Son más fáciles de distribuir porque no hay que promocionarlas a través de los market places. Al contrario que las apps nativas, las webs no tienen que cumplir con unos requisitos o limitaciones para poder ser publicadas. Se posicionan orgánicamente o mediante campañas de pago en Google, donde la mayoría de los usuarios realizan sus búsquedas cuando necesitan algún producto o servicio.
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Son más ligeras porque no están instaladas en los dispositivos de los usuarios. Se accede a ellas usando un navegador, algo que todo dispositivo móvil lleva instalado de serie.
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Son más accesibles, ya que no necesitan ser descargadas, instaladas ni configuradas, como sí sucede con las apps nativas.
Eso sí: técnicamente las webs están más limitadas que las apps al no poder aprovecharse de los recursos que ofrece el propio dispositivo. ¿O sí pueden?
Aplicaciones webs progresivas
Podríamos decir que las Progressive Web Apps están en un punto intermedio entre las aplicaciones nativas y las aplicaciones web, reuniendo lo mejor de cada casa. Son básicamente sitios web que funcionan a través de un navegador (Chrome, Safari, Opera, Firefox, Samsung…), pero mediante el uso de service workers, Cache API y Web Storage API pueden incorporar funciones que las acercan más a las aplicaciones nativas. El acceso a las funcionalidades de los teléfonos desde una PWA es limitado pero, en la mayoría de los casos, suficiente. Básicamente las Progressive Web Apps…
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Pueden funcionar sin conexión a Internet: Esta es sin duda la principal característica de las PWA, ya que una de las grandes desventajas de las aplicaciones web es que si falla la conexión a Internet no funcionarán. Las PWA sin embargo almacenan la información de la aplicación en la memoria del navegador de modo que si un usuario vuelve a acceder a ella y no hay conexión a Internet la carga desde aquí.
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Pueden enviar notificaciones push: como si de una app se tratara, lo cual es tremendamente útil.
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Pueden ejecutarse en segundo plano, de modo que siempre se ve la información más actualizada cuando se accede a ellas, sin necesidad de refrescar constantemente el navegador.
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Se cargan mucho más rápido que las aplicaciones web lo que te ayudará a reducir la tasa de rebote.
Las Progressive Web Apps no son algo nuevo y los service workers son ya compatibles con la mayoría de navegadores web, por lo que se pueden usar básicamente en cualquier proyecto.
En resumen, una aplicación web progresiva toma el aspecto y la usabilidad de una aplicación nativa pero sin sus inconvenientes (que son muchos). Con todas estas ventajas —tanto en la parte empresarial como para el usuario— crear Aplicaciones Web Progresivas para tu negocio es una opción a tener muy en cuanta. Es más, si tu público está muy fragmentado en diferentes plataformas (algo bastante probable), si tu presupuesto es limitado o si necesitas lanzar tu producto rápidamente, entonces las Progressive Web Apps no son una opción: son tu solución.
Pero las aplicaciones web progresivas no son solo una alternativa a las apps nativas. Son el futuro de la navegación web. Como hemos visto, las aplicaciones web tienen sus ventajas, pero en un mundo cada vez más mobile, mejorar su experiencia en este tipo de dispositivos es esencial si se quiere mejorar la retención de tus usuarios con un producto más rápido, más cómodo y más completo.
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